Los dones del Espíritu Santo perfeccionan las virtudes sobrenaturales al permitirnos practicarlas con mayor docilidad a la divina inspiración. A medida que crecemos en el conocimiento y en el bienquerencia de Jehová, bajo la dirección del Santo Espíritu, nuestro servicio se torna más sincero y desprendido y la práctica de las virtudes más p